lunes, 25 de junio de 2012

El odio.

La sensación que te invade el cuerpo cada vez que alguien hace algo malo contra ti. La sensación de convertirte en otra persona completamente distinta y empezar a decir cosas sin sentido, palabras que podrían tener otro significado, pero se convierten en cuchillos enverinados. Otras veces, se manifiesta con una debilidad general y con unas ganas enormes de llorar. A eso, se le llama odio.

Ciertamente, es uno de los peores, pero como personas, tenemos que sentirlo para mejorar en nuestra vida. Puede estar causado por muchas razones, la mayoría, provienen de gente cercana a nosotros ya que ponemos en ellos un prototipo y, a medida de que vamos conociendo a esa persona, descubrimos como es realmente y nos duele que no sean tal y cómo lo habíamos planeado.

Hace poco, viví una situación de odio. No voy a hacer mucha referencia en ella, pero lo mejor que supe hacer fue llorar y deshidratarme. Las lagrimas corrían por mi cara lentamente y mis ojos se abrían y cerraban lentamente, pero con furia. Una furia que no era normal en mi.

El odio no es un sentimiento del que me guste hablar, pero en esta ocasión, me irá bien descargar mi ira mediante las palabras. Pasad un buen día!

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