jueves, 5 de febrero de 2015

05.

Sueños.
Hoy me apetece hablar de ellos. Y hoy no escribo de manera interiorizada, si no que hablo por todos aquellos que, como yo, tienen sueños.
Es cierto que desde pequeña quería y pensaba que sería una gran médica.
Nada más lejos de la realidad (nótese el sarcasmo) ya que actualmente estoy estudiando humanidades.
La verdad es que durante toda la primaria y la ESO nunca fui una persona que pudiera sobresalir del resto. De facto, no es que me encantara estudiar, pero creo que era porque tampoco había localizado mi destino en un futuro.
Siempre he pensado que los esfuerzos tienes que realizarlos sin presiones y con lo mejor que tú puedas dar para llegar a un fin concreto y de esa manera siempre tendrás algo a lo que aferrarte cuando veas que las situaciones se trasbalsan.
A seis meses de terminar mi vida académica de Bachillerato, me doy cuenta de lo deprisa que pasan los días, las emociones y sobre todo, los momentos. Pienso que es todo muy intenso y un constante proceso de madurez, perseverancia y valor.
Muchos de nosotros no sabemos lo que queremos hacer. Si no sabemos lo que haremos mañana, no tenemos ni tiempo para pensar lo que haremos el resto de nuestras vidas.
Por eso, yo creo que hacen lo que se nos ha establecido: Estudiar una carrera, trabajar y formar una familia.
No quisiera entrar en temas polémicos, pero yo soy de las que piensan que una vez que encuentras tu verdadera pasión, todo lo demás sólo son obstáculos para seguir en tu proceso de mejora y aprendizaje que es la vida.
Tengo aspiraciones a encontrar mi lugar en el mundo y ser feliz con ello, porque sé que podré hacerlo bien y demostrar de la misma manera todo aquello de lo que soy capaz.
No hay personas inútiles o poco listas - decía una de mis profesoras - mas hay personas que aún no han localizado aquello por lo que luchar.
Como he comentado antes, no sé realmente lo que me va a deparar el futuro, que es muy incierto, pero mis sueños están más claros que nunca y me siento bien pensando que estoy yendo por un camino en el cual, a pesar de todo, puedo sentirme orgullosa de tomar.

sábado, 24 de enero de 2015

29.

Intentó no llorar.
Reprimió todas sus lágrimas con un último aliento.
Le estaba doliendo.
Y desgraciadamente le dolía mucho.
Se dió cuenta que todas aquellas personas a las cuales había querido alguna vez desaparecían cuando ella necesitaba algo. 
Una vez detrás de otra. 
Un abrazo le bastaba, ella no pedía demasiado. 
Nunca pedía demasiado.
Sólo quería poder sonreír. 
Sonreír como solía hacer. 
Recuperar su felicidad, su inocencia.
Lo que más deseaba era poder olvidarse de todos aquellos que la usaron como un pañuelo y ahora la tenían olvidada.
Resguardada, como los abrigos de grandes plumas en un clima desértico.
Ni siquiera los libros, algo con lo que siempre se podía evadir, le sirvieron para enmascarar y superar su dolor.
Este dolor acabó con ella, comiéndose todo lo que se encontraba a su paso.
Y como ella tenía un corazón muy grande, fue con lo primero que se topó.
Nadie supo explicar cómo una chica tan alegre y amable yacía en el suelo, inerte, fría e inmóvil.
Ella lo sabía muy bien.
Ahora nadie más podría usarla de nuevo.
No volvería a sentir dolor.
En alguna parte de su moribundo cerebro se despertó algo.
Algo que estaba deseando hacer.
Sonreír.
De manera que sonriendo se la encontraron.
Siendo finalmente feliz.

25.


Poco a poco todo se volvía tenso a su alrededor. Nunca comprendió el por qué. 
Pocos le habían preguntado lo que ella tenía en la cabeza, y es que tenía demasiadas cosas. Ella era como poesía intrínseca que nadie lograba descifrar.
Ni tan sólo ella misma.
Aquellos parajes interiores la absorbían por completo. Quienes no la conocían suficiente la tacharon de incrédula.
Lo era. No podía limitarse a pensar que a eso se limitaba la vida.
Quizás no hubiese nacido para ellos. Para unos que pensaban que nunca podría conseguirlo, porque ella y sus ideas llegaban hasta universos que ni siquiera se habrían podido descubrir. 
Pero ya que nadie le había preguntado nunca, nunca contestó.

No trataba de entender cosas, sólo se limitaba a vivir con ellas.